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martes, 25 de junio de 2013

ESTRATEGIAS PARA EL MANEJO DEL TDAH EN CASA



ESTRATEGIAS PARA EL MANEJO DEL TDAH EN CASA

Autora: Raquel Córdoba, Terapeuta CRAE Alicante


Tras la detección del problema es fundamental un abordaje multidisciplinar. Por ello, resulta prioritario una buena coordinación entre la familia y la escuela. La familia (padres y hermanos) juega un papel primordial en la intervención con el niño. Por ello, os proponemos una serie de estrategias que os pueden resultan útiles para el control de la conducta del niño con TDAH.

 -   Claridad en la comunicación: hablarles con claridad, de forma directa y mirándoles a los ojos. Las instrucciones deben ser cortas y concretas, paso a paso y asegurar que la han comprendido.

-    Reforzar las conductas positivas. Cuando el comportamiento es el adecuado, hay que indicarlo y felici­tarle por ello. Del mismo modo, debemos ignorar o no prestar atención aquél comportamiento inadecuado y/o perturbador. Es decir, se debe utilizar la recompensa más que el castigo.

   Facilitar comentarios postitivos sobre su conducta que puedan ayudarle a entender qué comportamientos son adecuados y cuáles no. Ayudarle a pensar en voz alta sobre los acontecimientos de su vida, sus emociones, sus planes.

     Establecer unas normas claras con el niño y procurar que sean consistentes, es decir, que sean siempre las mismas al igual sus consecuencias.

  Exponer claramente las consecuencias del mal comportamiento y ser pertinente y coherente en su aplicación. Actuar de forma inmediata.

-  Cuando se incumpla una norma hay que recordarla y actuar en consecuencia, sin dejarse influir por las protestas y sin perder la calma.

-      Ser persistentes, ya que necesitamos cierto periodo de tiempo para poder observar los primeros cambios.

Además de estas conductas el niño con TDAH suele presentar grandes dificultades a la hora de realizar las tareas académicas, por ello, os aconsejamos una serie de indicaciones, tales como:

-     Establecer rutinas y organizarles el tiempo. Los niños y jóvenes con TDAH necesi­tan más estructuración y supervisión para poder organizarse y manejar el tiempo. Sería conveniente disponer de un horario de trabajo que sea bien visible por el niño y que le marque en todo momento lo que le toca realizar.

-      Gestionarles el tiempo de estudio: enseñarle a establecer unas rutinas a la hora de los deberes, hacer des­cansos breves y frecuentes, realizar lo más difícil al principio cuando la atención es mayor

     Organización del material: utilizar un lugar de estudio que sea siempre el mismo y sin elementos que le puedan distraer. Asegurarse de que prepara todo el material necesario para el día siguiente. Puede utilizar una carpeta para guardar las tareas terminadas y así no olvidar ninguna. Ayudarles a preparar la mochila haciendo de ello una rutina y dando instrucciones claras. Puede ser práctico vaciar la mochila al llegar a casa para ordenar el material y asegurarse de no olvidar nada dentro.

-    Refuerzo de la realización de tareas: establecer plazos realistas para hacer los deberes y estudiar, de acuerdo con su hijo, y acordar juntos las recompensas que conseguirá tras el trabajo bien hecho: tiempo pro­pio para ver la televisión o jugar, actividades con la familia que le gusten, algún extra para el fin de semana… Valorar positivamente sus esfuerzos y sus progresos, poniendo más interés en la realización de sus trabajos que en los resultados obtenidos.

No debemos olvidar la importancia de un adecuado desarrollo emocional del niño, cuidando los mensajes que se le hacen llegar y los comentarios que puede escuchar.­ El niño con TDAH por norma general suele tener una baja autoestima, por eso, los comentarios negativos no hacen más que incidir de manera negativa sobre ella.

martes, 11 de junio de 2013

CUANDO ES HORA DE DORMIR SOLOS



CUANDO ES HORA DE DORMIR SOLOS

Autora: Ainhoa Aguado García.

Varios son los momentos claves que acompañan la crianza de nuestros hijos, algunos son más llevaderos que otros, pero no dejan de ser una aventura. Disfrutar de ellos va a depender de nosotros como papas y de nuestro hijo. Ahora os proponemos analizar cómo y en qué momento podemos pasar a nuestro hijo a dormir en su propia habitación.

Desde antes de nacer, nuestro niño ya cuenta con su habitación en casa, una habitación que ha sido motivo de alegría y emoción durante los meses que ha tardado nuestro niño en llegar. Los elementos que en ella podemos poner pueden ser muy variados, aunque los necesarios serán una cuna, su cambiador, y un armario con su ropita. Además puede ya estar decorada con sus juguetes y peluches, algún cuadro o póster infantil, e incluso podemos disponer de una silla o sillón, tipo lactancia. Todo ello sin recargar mucho el ambiente.

Su habitación debe dar serenidad y tranquilidad, debe ser un lugar donde el niño se sienta cómodo y relajado, y nosotros como padres también.
Os proponemos que desde el primer momento de su llegada a casa empecemos a utilizarla con él. Podemos realizar allí el cambio de pañal, el cambio de ropa, nos podemos sentar con él en el sillón, cuando empiece a estar más despierto, le podemos ir enseñando sus juguetes, en definitiva podemos ir presentándole ya su habitación.

Muchas son las personas que prefieren desde la primera noche del niño en casa que duerma él solo en su habitación y en su cuna, los hay también que prefieren utilizar el colecho. Pero lo más habitual es disponer de una mini cuna o cuna en la habitación de los papas, por la comodidad que esto conlleva a la hora de realizar las tomas nocturnas, y la tranquilidad de tenerlo cerca.
Y, ¿hasta cuándo lo tenemos cerca de nosotros? ¿Cuándo es el mejor momento para él? Sin duda, el mejor momento lo ponemos nosotros, al estar convencidos de que ya ha llegado la hora de que el niño puede pasar la noche entera en su habitación, ya que si nosotros tenemos alguna duda, al igual que en cualquier otro cambio que tengamos que realizar con el niño, no lo podremos realizar de forma satisfactoria, ya que le transmitiremos nuestros sentimientos de duda o incluso miedo.

Entre los 4 y los 6 meses se considera un buen momento para producir el cambio de habitación, y esto es debido a que a esa edad, o incluso antes, los niños ya han adoptado un patrón de sueño nocturno más parecido al nuestro, ya son capaces de alargar las tomas y pueden dormir de 5 a 7 horas seguidas, sin que el hambre los despierte, incluso nos podemos encontrar niños que a esas edades ya duerman más de 8 horas seguidas. Por tanto, a partir de ese momento ya podemos trasladar al niño a su cuna en su habitación.
Para nuestra tranquilidad podemos utilizar una amplia variedad de elementos electrónicos tipo, mini cámaras o escuchas, que nos ayudaran a controlar su sueño, sobretodo los primeros días que pueden generar en nosotros algún sentimiento de ansiedad de separación. Es una emoción totalmente natural que sentimos los papas, y más si cabe las mamas, ya que sentimos al necesidad de estar continuamente pendientes de nuestro bebe.
Con este cambio solo debe cambiar el lugar de sueño, por tanto las rutinas previas que hagamos con nuestro niño las debemos mantener, es decir, tal y como lo acostamos en nuestra habitación, también lo haremos en la suya. Si lo dormimos en brazos, si se duerme en el pecho, si lo dejamos despierto y relajado, si le ponemos su chupete o le damos una mantita, etc. seguiremos con esas mismas acciones.

 Muchos bebes a estas edades todavía realizan una toma a mitad de la noche o ya de madrugada, en ese momento como es el hambre quien los despierta, al realizar su toma y quedarse satisfechos, deberán iniciar de nuevo el sueño sin inconveniente alguno, salvo problemas de gases o cambio de pañal, que una vez solventado el bebe seguirá durmiendo. Al igual que se ha hecho cuando estaba en nuestra habitación, es conveniente utilizar una luz suave y evitar animar / activar al niño, durante su toma.

Ya hemos dicho que es conveniente utilizar con el bebe su futura habitación, por eso también será interesante, si ya tenemos en ella montada su cuna, que las siestas que el bebe realice durante el día las pueda hacer allí, con el fin de que se vaya familiarizando con este entorno. Recordar que para estas siestecitas de mañana y medio día, no es conveniente dejar al niño totalmente a oscuras, ya que esa opción corresponde a la noche. Al estar ya en su habitación, cuando se despierte de estas siesta y tenga luz, seguro que se queda tranquilito mirándolo todo y jugando, y nos daremos cuenta que se ha despertado, si todavía no empieza a gruñir o llorar por hambre, porque le oímos dar sus primeros grititos jugando o llamándonos.